Foto de Germán Maass

lunes, 9 de noviembre de 2015

El deseo del analista y la demanda por un niño




El viernes 30 de Octubre, tuvo lugar la Cuarta Conversación Clínica  en la Asociación de Psicoanálisis del Pilar (APPIL),  último encuentro del Ciclo en el año 2015.
En esta ocasión se presentó el trabajo de  Karina Pérez con un niño y sus padres, que  fue comentado por Myriam Leguizamón, miembro  de la Delegación San Fernando-Tigre del IOM2 y de la Asociación de Psicoanálisis de San Fernando - Tigre (APSAT),  donde  coordina el Módulo de Investigación de Psicoanálisis con Niños.
El trabajo,  un recorte, una construcción de la clínica con un niño y el modo en que la analista fue interviniendo para alojar la angustia de la madre y convocar al padre.
Myriam Leguizamón  acentuó,  que la clínica con niños no es sin los padres; y tomo como detalles a tener en cuenta en esta clínica: la presencia de los padres,  cómo ellos hablan del  niño, el hecho de que  no hay demanda del propio analizante  y como ello puede impactar en la  relación transferencial.
Sostiene la importancia de la novela familiar, qué lugar ocupa el niño, el niño hablado, el niño significante, el niño como objeto. Tomando a cada uno de los integrantes sugirió pensar en tres novelas familiares en este caso: la de la madre, la del padre y la del niño.
Nos invitó a escuchar la perspectiva de los niños  quienes construyen su propia novela familiar con los  padres reales, distintos de la función paterna
Hablo sobre los niños funcionando como síntoma de la pareja parental, regulando el goce de la misma. Y como a veces los niños encuentran una “solución” poniendo el cuerpo como un intento de separación, para poder instaurar un otro materno/paterno,  para convertirse él en  un otro.
Nos interrogó…  Un niño que rompe todo, ¿para qué lo hace? ¿Para quién lo hace? ¿Es un intento de desafío a la madre, la escuela, al analista?
Señaló que  un analista, interviniendo con la sustracción de la mirada y relativizando lo actuado por el niño puede lograr algo distinto; distinto a  la sanción educativa proveyendo de un marco simbólico para regular la pulsión, y a su vez expresar  algo del orden de la ley, de que hay cosas que no se pueden hacer; y ello puede ser ofreciendo un juego, ofreciendo algo que pueda acotar al goce de la pulsión desamarrada, proporcionando herramientas para que se libidinice otra cosa, algo más que su propio cuerpo, con el propósito de que se comience armar otro orden, que empiece a hablar. “La clínica analítica no es sin el discurso”, sea niño, adolescente o adulto. No es tarea fácil hacer hablar a un niño. El hecho del discurso se sostiene  con la presencia, el acto y el deseo del analista.
Nos advirtió que, interpretar el juego, el dibujo o el relato es un problema;  porque se interpreta desde uno, desde los significantes del analista;  que hay que ser muy cautos en la interpretación para no abrochar un sentido enseguida, por ello la indicación es  interrogar para obtener los significantes del sujeto.
También señaló que en el trabajo con niños se dificulta el diagnóstico ya que la fantasía  está muy presente pudiéndose confundir que es del orden de los fenómenos elementales  y que de la creatividad infantil.
Myriam prioriza como guía  en el trabajo con niños, la sexualidad infantil que orienta sobre el desarrollo,  nos invita a escuchar las teorías que el sujeto elabora, teniendo en cuenta que no  es lo mismo un niño, una niña,  un adolescente, un adulto.
Nos previno de la dificultad de indagar sobre la sexualidad, que presenta el afrontar y  vencer la transferencia negativa que muchas veces se manifiesta colocando al analista  en una serie  según el sexo del mismo: madre,  abuela, maestra, etc.  
Invitó a  confrontar a los niños con los dichos de los otros: padre, madre,  escuela; para que aparezca el propio relato, su implicación.
 Se interrogó sobre si hay análisis con  niños  o son intervenciones que ponen un marco a la pulsión.
Para terminar citó del libro Lógica del síntoma, lógica pluridisciplinaria de  Markos Zafiropoulos ,…un hijo… para el psicoanálisis …” un hijo debe pertenecer a las categorías freudianas, neurosis, psicosis y perversión … que nada debe llevar a ceder… de la universalidad de los modos de escrituración subjetiva”


Karina Caamaño

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